¡Que la moda tecnológica no te ciegue! Análisis, reflexión y conocimiento son claves para un proyecto tecnológico

Hoy las luces y flashes en la industria logística están en las tecnologías. Inteligencia artificial (IA) y robótica captan la atención de muchos y se encumbran como las tecnologías más deseadas y el objetivo de muchos. ¿Pero qué tanto se adaptan estas tecnologías a una operación logística determinada?

En el contexto actual, donde la industria logística se encuentra constantemente en evolución, impulsada en gran medida por los avances tecnológicos que van desde la IA, IOT hasta blockchain y los vehículos autónomos, las tecnologías emergentes prometen transformar la manera en que las empresas gestionan sus cadenas de suministro y operaciones logísticas.

Sin embargo, es crucial que las organizaciones no se dejen llevar únicamente por la moda tecnológica al implementar nuevos proyectos. En lugar de eso, deben adoptar un enfoque estratégico y reflexivo para asegurar que las tecnologías seleccionadas realmente agreguen valor y se alineen con sus objetivos empresariales.

Por tanto, antes de adoptar una nueva tecnología, las empresas deben evaluar detenidamente sus necesidades específicas y objetivos a largo plazo. Esto implica una comprensión profunda de los desafíos actuales de la organización y cómo la tecnología podría abordarlos.

Además es fundamental hacer un correcto análisis de costos y beneficios, pues las tecnologías de moda pueden parecer atractivas debido a su novedad, pero pueden no ser rentables o prácticas para todas las empresas. Es importante considerar no solo los costos iniciales de implementación, sino también los costos a largo plazo, incluyendo el mantenimiento, la capacitación del personal y las posibles interrupciones operativas. Además, las empresas deben evaluar el retorno de la inversión (ROI) esperado y cómo se alinea con sus metas financieras.

Implementar un proyecto piloto es también una estrategia para garantizar el éxito de un proyecto, pues permite evaluar la viabilidad de una nueva tecnología sin comprometer recursos significativos desde el principio, identificar posibles problemas y medir su impacto real en las operaciones. Una vez que la tecnología ha demostrado ser efectiva a pequeña escala, se puede considerar su implementación a gran escala, asegurándose de que sea escalable y adaptable a las necesidades cambiantes de la empresa.

También cabe tener en consideración que la adopción de nuevas tecnologías requiere una gestión eficaz del cambio y una inversión en la capacitación del personal. Las empresas deben asegurarse de que sus colaboradores estén adecuadamente capacitados para utilizar las nuevas herramientas y tecnologías de manera efectiva. La resistencia al cambio es un desafío común, por lo que una comunicación clara y continua sobre los beneficios de la nueva tecnología y cómo mejorará las operaciones puede facilitar una transición más suave.

Lo que está de moda no siempre es la solución a los problemas. Las empresas deben priorizar la evaluación de sus necesidades específicas, realizar un análisis exhaustivo de costos y beneficios, y probar tecnologías a pequeña escala antes de una implementación completa. Es aquí donde el apoyo de una consultora con experiencia y conocimiento puede marcar la diferencias, entre un implementación tecnológica sobredimensionada y errada y un proyecto exitoso. Adoptar el camino del análisis y la consultoría no solo optimiza la inversión tecnológica, sino que también posiciona a la empresa para el éxito a largo plazo en un entorno logístico en constante evolución.

Cada tecnología es un mundo y es tarea de los tomadores de decisiones, consultores y analistas matizar cada uno de ellas y aterrizarlas a la realidad de cada operación. Ninguna solución tecnológica es la “panacea” de la logística. Es fundamental entender que una tecnología no es una solución mágica para todo, menos en logística, donde no solo es un proceso el que se interviene, sino una operación completa; por lo tanto hay que revisar, analizar, entender, simular y evaluar.